domingo, 11 de abril de 2010

Camino al Bicentenario

La historia de Martín Verza, bisabuelo de mi suegro Ramón Cardozo Verza.
El tío nació en Yabebyry y fue bautizado en la Iglesia de Paraguari en 1853, yo lo conocí cuando él tenía 96 años.
Una vez fue caminando desde Paraguari hasta Hugua (compañía de Escobar), 10 kilómetros a campo traviesa y nos reunió en la casa de mi abuelo a todos los tataranietos que teníamos entre 10 y 15 años de edad y nos dijo: "les voy a dejar algunas informaciones que ustedes no saben", y comenzó narrando que la casa blanca que está al pie del Cerro Hu era una villa veraniega de la Madama Lynch.
Mi tatarabuelo venía con sus hermanos a vivaquear a ese lugar, una vez vió a Lopez y a la Madama que venidos desde Cerro León habían llegado a la casa veraniega, en aquel momento se construía la vía ferrea.
Después nos contó las peripecias de la Guerra Grande. Él y su familia vivían cerca del Cerro Mba´e (conocido como Porteño), eran cinco hermanos, tres varones y dos mujeres. Dos fallecieron en la Guerra y él y una hermana sobrevivieron. La madre los metió en un pozo, los tapó con varas y hojalata, mientras llegaban las residentas misioneras que venían delante del ejército.
Cuando llegó Lopez dio la orden de tirar 40 carretas -que en realidad eran dos ruedas con ejes y dos maderas desde donde se tiraban- a un desfiladero en el cerro y mandó dinamitarlo. Después de eso mataron todos los bueyes haciendo de ellos un asado, ya que se dieron cuenta que no iban a poder pasar el cerro por la carga que tenían.
Nos dijo, ustedes ni piensen en sacar ese entierro ya que está cerca de 50 metros en el desfiladero, sin embargo, las personas que acompañaban terminaron enterrando en cualquier parte sus pertenencias para no entregarlo al enemigo. Tinajas, cantaros, envueltos en trapos al pie de un arbol.
Después que terminó la Guerra nos afincamos en este lugar, yo empecé a buscar, y sabía junto con el hermano de una bisabuela, que ahí en el Cerro se había enterrado un barrilito, en donde se habían llevado la polvora, llena de libras esterlinas, fuimos a buscarlo y no pudimos sacarlo. Ustedes cuando sean más grandes busquenlo que lo van a encontrar, yo ya encontré lo mío, compré una estancia en Monte Sociedad (Benjamín Aceval), con unas 1200 cabezas de ganado. No se desesperen que yo lo encontré a los 75 años.
Cuando van a buscar no se asusten que aparecerán soldados que apuntan con sus fusiles que se llamaban laminé, les van a disparar pero es sólo apariencia; si aguantan eso van a sacar.
Ese tío mío falleció a los 113 años y nunca lo pude ir a ver en su estancia.
Vivió junto con un sobrino, don Angel Verza, hermano de mi abuelo materno que falleció a los 111 años. Tenía contactos con ellos a través del hermano de mi mamá que los iba a visitar a menudo.

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