Diario de Misión

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Turismo en Cataratas

Terminaron las clases, ya entregué mis planillas de evaluación, esta semana tuvimos un calor de más de 30º así que aprovechamos con la familia para un paseo dominguero a las Cataratas del Iguazú, una de las 7 maravillas naturales del mundo y patrimonio de la humanidad.

La travesía comenzó en la rotonda de Monalisa, en Ciudad del Este, en la esquina donde está Casa China, Bonita Kim y Jebai Center, allí esperamos el ómnibus que nos llevaría hasta la Terminal de Puerto Iguazú. Precio del pasaje: 10 pesos.

Se puede esperar el ómnibus de la Empresa Crucero del Norte en la Terminal de Ómnibus de Ciudad del Este, pero en el centro, la dinámica es distinta, así que es una experiencia.

Al llegar a Puerto Iguazú, un desayuno increíble en la Panadería y Confitería "El Árbol Real" a media cuadra de la Terminal. Recomendado el café con medialunas y unas empanadas de verduras como terere rupa.

En el super de la esquina cargar agua abundante -será muy necesaria- y unas botellas de agua para la travesía (recuerden que en el Parque Iguazú tooodo es más caro). En la Panadería se puede comprar unos ricos sandwiches con jamón y queso, cargar todo en la mochila, incluido galletitas y algún caramelo e ir hasta la Terminal para abordar el ómnibus hasta las Cataratas. Precio del pasaje: 10 pesos.

No se olviden de llevar gorras, lentes para sol y protector solar, el sol en este verano es peligroso.

El ingreso al Parque Nacional Iguazú es de 70 pesos para residentes en el Mercosur, para los que residen en la Argentina es más barato. Con la entrada podes recorrer todo el Parque, por los senderos a pie o en el trencito.Todo el lugar está bien cuidado y señalizado, la naturaleza es exuberante y un regalo magnífico de Dios. Se pueden ver pequeños animales en los bordes del camino y un montón de aves. Tiene tiendas de recuerdos, las famosas artesanías, así como recuerdos y artesanía indígena.

Finalmente el espectáculo de las Cataratas, magnífico, único, les dejo con las fotos, feliz verano a todos.

Cuanto más te conozco, más te quiero Paraguay

Los últimos meses han sido de muchos viajes, en pocas semanas he recorrido el centro, el sur, el este del país. Todavía está pendiente la Perla del Norte y las históricas ciudades de San Pedro, Santaní y Pedro Juan Caballero.
Por motivos laborales ahora estoy en Villarrica del Espíritu Santo, la andariega.

¿Qué se puede hacer en esta hermosa ciudad?

Para empezar, un recorrido por el centro de la ciudad es imperdible. Las casonas antiguas, de la colonia y de inicios del siglo XX son realmente admirables. En su arquitectura se nota la influencia europea.Un tour fotográfico incluiría el edificio de la Municipalidad, el del Banco de Fomento, el club Porvenir Guaireño, la Iglesia Catedral, el Museo Fermín López, el edificio histórico de la Universidad Católica y una serie de edificaciones de emblemática belleza.

Saliendo del centro, hacia la entrada de la ciudad, vamos al barrio Yvaroty, con su hermosa Iglesia Franciscana. De ahí, al mítico Ykua Pyta, para pasar un momento de relax y tal vez compartir unos mates de terere.

La insfraestructura hotelera es buena, aunque falta mayor diversidad en cuanto a los locales gastronómicos. Si después de almorzar, queremos dar un paseo, nada mejor que hacerlo en Karumbé.

Educas cuando

El lunes iniciamos las clases en el colegio Santa Tere, y estas semanas han sido intensas, preparación, planificación, talleres, jornadas. Se presentan nuevos desafíos, nuevos estudiantes, nuevos sueños y muchas inquietudes.

Quería escribir sobre el inicio de clases, pensé en presentar algunos recursos educativos que pienso utilizar, tal vez como colaboración para otros colegas, sin embargo, recordé unas palabras sobre las que reflexionamos en la jornada de hoy: el estupor.

Declaro que envidio la capacidad de admiración que tiene mi hijo, que tienen los niños, esa mirada limpia que es capaz de maravillarse ante la naturaleza, reconocer la presencia del otro y acercarse, capacidad para descubrir la novedad, ¡qué bendición es ser como niños!

Así que, pensando en los que siguen mi blog, muchos de ellos amigos míos con quien compartimos la pasión y la aventura de enseñar y aprender, les dejo con una bella postal de Rene Trossero: Educas cuando...

Espero les guste.

No educas cuando impones tus convicciones,

sino cuando suscitas convicciones personales.

No educas cuando impones conductas,

sino cuando propones valores que motivan.

No educas cuando impones caminos,

sino cuando enseñas a caminar.

No educas cuando impones el sometimiento,

sino cuando despiertas el coraje de ser libres.

No educas cuando impones tus ideas,

sino cuando fomentas la capacidad de pensar por cuenta propia.

No educas cuando impones el terror que aísla,

sino cuando liberas el amor que acerca y comunica.

No educas cuando impones tu autoridad,

sino cuando cultivas la autonomía del otro.

No educas cuando impones la uniformidad que adocena,

sino cuando respetas la originalidad que diferencia.

No educas cuando impones la verdad,

sino cuando enseñas a buscarla honestamente.

No educas cuando impones un castigo,

sino cuando ayudas a aceptar una sanción.

No educas cuando impones disciplina,

sino cuando formas personas responsables.

No educas cuando impones autoritariamente el respeto,

sino cuando lo ganas con tu autoridad de persona respetable.

No educas cuando impones el miedo que paraliza,

sino cuando logras la admiración que estimula.

No educas cuando impones información a la memoria,

sino cuando muestras el sentido de la vida.

No educas cuando impones a Dios,

sino cuando lo haces presente con tu vida.

Rene J. Trossero.

Por la Ruta del Sur

 

Hace unos meses, con un grupo de profesores y con mi familia, compartimos una experiencia turística singular. Quisiera compartir el viaje que realizamos por la Ruta del Sur.

Partimos de Ciudad del Este, después de unos mates bien temprano y de esperar unos minutos el ómnibus nos dirigimos por la Ruta VII "Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia" hacia el desvío del Km 60 en donde enfilamos por la Ruta VI "Dr. Juan León Mallorquín" hacia Encarnación.

Todo el trayecto está dominado por un paisaje similar al de una pradera, un verde intenso característico de las grandes extensiones de soja y trigo, alternado por espigas doradas de maíz. Es la fuerza productora de la región. En el recuerdo quedaron los grandes bosques, hoy la agroindustria está creando nuevos polos de desarrollo.

En la ciudad de la Yerba Mate nos detuvimos para un desayuno obligado. La estación de servicio en el cruce de la ciudad de Bella Vista presta una excelente atención, además de disponer de baños higiénicos.

Unas horas después estabamos ya camino a la Misión de Jesús. De la ruta VI un desvio de unos 10 kilómetros nos lleva hasta la misión andariega, ya que tuvo que desplazarse constantemente desde su fundación en las cercanías del Río Monday hasta su emplazamiento actual, a causa de los peligros que suponían las invasiones bandeirantes.

La misión de Jesús es espléndida, aunque inconclusa, muestra detalles de una decoración con influencia arábiga, fruto de las invasiones musulmanas a España.

Después de escuchar atentamente al guía y de tomar las fotos de rigor, regresamos hasta la ruta VI y nos dirigimos a la Misión de la Santísima Trinidad del Paraná, a sólo unos cientos de metros de la ruta.

Me sorprendió gratamente la inversión realizada en infraestructura en el entorno de la Misión, el estacionamiento, la recepción y otras obras como la iluminación monumental.

Recorrimos cada espacio de la Misión, siempre acompañados de un guía, y disfrutamos de una magnífica obra del arte hispano-guaraní como son las construcciones y esculturas en piedra arenisca que quedan en este lugar, testigos de un periodo de gran esplendor.

Una cita ineludible fue visitar la ciudad de Encarnación, a quien le tenemos una sana envidia. La infraestructura que se está desarrollando gracias a la inversión de la Binacional Yasyreta muestran un nuevo rostro para la Perla del Sur.

Después de pasear en las cercanías del Puente Internacional "San Roque González de Santa Cruz", nos

dirigimos al centro de la ciudad y saboreamos unas exquisitas medialunas en una cafetería frente a la Plaza de Armas, al finalizar el día, recorrimos los 800 metros de costanera inaugurados hace unos meses.

Finalmente, felices y cansados, retomamos la ruta VI en medio de la algarabía que caracterizó nuestro viaje y emprendimos la vuelta a casa.

Casa de Indios en la Misión de Trinidad

Nave Principal de la Iglesia de Trinidad